martes, 9 de septiembre de 2008

LA FELICIDAD


No sé donde leí que la felicidad se encuentra dentro de cada uno, quizás el que lo escribió amaneció con buen pié, su pareja le amaba y vicerversa, se llevaba bien con sus compañeros, quizás trabajaba vocacionalmente, o su perro le dió por primera vez la pata, quizás también no era mileurista, no pagaba una hipoteca desorbitada o si lo hacía era como coser y cantar, quizás al llegar a casa agotado recibía y daba paz, quizás las buenas hondas percibidas positivaban su aura, no le atacaban ordas de gritos vecinales, humos apestosos, pizzas recalentadas, ni insultos ambientales. Quizás contemplaba árboles desde su ventana, o atisvaba el pico de alguna montaña desde su cama de 2,40. Es posible que no llegara tan cansado/a, que hacía tiempo no leía un libro pues se le cerraban los ojos.

Es posible, que la felicidad la lleve uno dentro, pero antes se ha empachado de esa tarta.

No le aplastó el capó del coche un camionero hijo de puta ( sin dejar papeles ), no insultaron ni gritaron a su madre, no tuvo que pedir prestado para pagar los libros de sus niños, no percibió indiferencia ante sus existos o fracasos, no le amenazaron con buscar un abogado, no le dijeron que el trabajo andaba mal y quizás se fuera a la puta calle. Quizás no se encontró la cuenta en números rojos antes de mitad de mes, o su pareja no se acostó arrastrando los pies como si hubiera cargado una tonelada de estaño a la espalda, sin darle un beso.

Puede que le preguntaran como le había ido el día, puede que le dijeran que hoy estaba hermoso/a, puede también que le abrazaran con alegría al llegar a casa.

Señor filósofo déjese ya de decir gilipolleces por favor.

No ha pensado nunca que esa felicidad le fuera regalada ( por supuesto merecidísima ) que está deseando dar en su parrafada?

Señor gilipollas por duplicado, guardesela celosamente dentro de si, para poder ser coherente con su articulito pseudofilosófico, y poder volver a escribir que la felicidad se encuentra dentro de uno mismo.

Marieta

martes, 29 de julio de 2008

QUE PUEDO HACER

Sonó el teléfono, llevaba horas no esperando esa llamada, llevaba meses esperándola. Pensé que quizás fuera un sueño, que todo hasta ahora era una invención malévola, para hacerme salir de la rutina, y cuando logré levantar el pesado auricular, su voz me devolvió a la hora exacta.

Recuerdo cada segundo ocupado por sus palabras, cada minuto golpeando en mi pecho como maza de goma y mi angustiada incapacidad para pronunciar palabra.

El amigo que no quiso ayudarme, lo compré ante la sospecha de la confirmación, esa que nos diría cuanto más o menos podría seguir entre nosotros, el maldito libro no hizo más que llevarme a la horrible certeza, de que iban a ser malos tiempos. Eternos malos tiempos.

Pude desahogarme, facilidad de la que ahora carezco, y me puse a llorar durante horas, fue una buena terapia, acabé agotada, hinchada y odiosamente tranquila. Todo saldrá bien, hoy en día la medicina logra milagros, es joven y fuerte, hablaré con él.

Han pasado varios años, el ya no está y me niego a pensar que la historia se repite, que también hoy atendí su llamada, que de nuevo hoy su voz martilleó mi corazón, que me falta el aire y respiro más fuertemente, que vuelvo a dormir mal, dando vueltas, intentando huir de otros malos tiempos, tiempos a los que ahora de nuevo, debo hacer frente y no sé como, que puedo hacer, no hablaré con ella, pues era su voz, hoy la misma voz de aquella mañana odiosamente soleada, era ella también hoy, la portadora de malas noticias.

Noticias sobre ella. Mamá esta vez no, por favor.

Marieta

viernes, 18 de abril de 2008